Elijo hoy hablaros del miedo, porque después de estos meses confinados llegan a mí, adultos y pequeños queriendo trabajar la emoción del miedo. No tengo la pretensión de comentar cada caso, que estoy segura que os pueden ayudar porque de alguna manera podéis sentiros identificados. Quiero ir más allá, y profundizar en esta emoción.
¿Cómo sabemos qué ha llegado el momento de trabajar nuestro miedo?
No nos damos cuenta y hemos aprendido a convivir con el miedo de manera inconsciente.
Tenemos miedo a desear, porque vaya que no lo consiga, asi que “virgencita que me quede como estoy”- y nos mantenemos en trabajos o en relaciones que desde hace años nos aportan poco profesional o personalmente;
Tenemos miedo a enfermar, a que nos rechacen, a tener un accidente, a perder a un ser querido, a perder el trabajo… así que cojo a “mi amigo el control” , con la ilusión de que si todo lo controlo, si todo sale como espero, estoy a salvo. Además del control, la estrategia de la “preocupación” pensando que vivir preocupados, rumiando una y otra vez que algo malo puede pasar, es una manera de evitar que “la cosa” ocurra.
Donde hay comparación hay miedo, y hay personas que se pasan el día comparándose, como deberían de ser como madres, comparando como es su matrimonio, y como debería de ser o como fue en un pasado y ya no.
¿Cómo surge el miedo?
Si te vas dando cuenta la mayoría de nuestros miedos ponen la atención en el futuro o en los recuerdos del pasado (el dolor de la pérdida de un padre) , entonces tu pensamiento de que vuelva a pasar lo mismo es lo que activa el miedo. Y puede que ahora mismo no estés pasando un momento parecido, pero el recuerdo en forma de pensamiento, más la intensidad emocional de aquel momento que viviste, te llevan a hacer elecciones que te afectan en el presente. Es así como construimos las bases del miedo.
Y me dirás, Belén todo esto es verdad, estoy de acuerdo contigo, y que pasa con los miedos reales? Porque hay peligros reales!!!. Claro lo sé, pero vivir pegados al miedo creyendo que por pensarlos, por traerlos a tu mente no te van a suceder es una idea infantil. Vivir creyendo que “controlando la vida” vas a evitar que suceda “lo malo” es simplemente una ilusión. Lo único que hay en tu mano es elegir tus actos y tus emociones. Y sobre esto quiero prestaros alguna reflexión
Si te sientes identificado con parte de la información anterior, es hora que pongas a tención a tu miedo.
A menudo en mis sesiones de coaching personal escucho expresiones: “no quiero sentir miedo”, “quiero que el miedo se vaya”, “voy a enfrentarme al miedo , no puedo más”, son mecanismo de huida o de enfrentamiento. Son los mecanismos automáticos de supervivencia que hemos aprendido, y son estos los que hacen que ese miedo se agudice, y vivas sometida por tu miedo.
Belén entonces ¿qué hago?, ¿qué es aquello que puedo hacer para superar mis miedos?.
Sé que esperas una receta o como le dije a una niña hace días: una poción mágica, que de tenerla el miedo se transforma.
Explicar con palabras una experiencia no la hace 100% real, aun así voy a tratar de hacerlo de un manera sencilla con el propósito de que puedas tener una relación virtuosa con el miedo.
Te pongo un ejemplo que creo que habrás vivido en el algún momento como madre.
Decirle a tu hijo que haga algo: vístete!!!, recoge!!!!. No sé si te pasara como a mí, o como a cientos de madres que pasan por mis sesiones, tu hijo como el mío no lo hace.
Entonces a veces tenemos el plan B : cómo no te vistas ya no te quedas en casa de los abuelos a dormir!!!, si no recoges, no te vuelvo a comprar nada más hasta…..
Tiramos de la estrategia del grito y/o la amenaza, que dicho de paso suele ser efectiva aunque no sea la más afectiva. Lo que ocurre es que nuestros hijos obedecen no porque crean que es lo más adecuado, sino doblegados por el miedo que sienten, ya que en su interior se pueden decir algo así : “ esta se puede ir y dejarme como no lo haga; mamá me quiere menos cuando no recojo; mamá me quiere menos porque soy malo porque no hago lo que ella me dice”.
Y es con miedo desde donde empezamos a construir un vínculo con nuestros hijos.
Una alternativa para esto es que elijas practicar esta otra estrategia educativa que te permitirá una comunicación eficaz y afectiva con tu hijo.
Mamá: vístete Alfonso
Alfonso: no quiero (detrás de un NO de un niño hay siempre un SI a otra cosa)
Mamá: ¿Qué estás haciendo ahora?.
Alfonso: Jugar
Mamá: Que te parece si juegas un rato más y después te vistes? (los niños a partir de 7 comienzan a tener el concepto del tiempo y pueden fijar 10 minutos)
Alfonso: mamá de verdad, es que no quiero vestirme!!!
Mamá: Lo sé , estas ahí tan a gustito (EMOCION) jugando, tirado en el suelo, es que te estás divirtiendo mucho (NECESIDAD QUE TIENEN SATISFECHA haciendo lo que hace)
Alfonso: el niño sonríe o dice si mamá ( es visto, no juzgado, hace lo que hace un niño divertirse, y como además hay responsabilidades nosotros como padres hacemos elecciones)
Mamá: Mira Alfonso, sé que te estas divirtiendo (reconocemos la necesidad que cubre su NO a vestirse ahora) un montón y me encanta saber que lo pasas tan bien. Hemos quedado a las 14h en casa de los abuelos, están deseando veros, y allí también lo vas a pasar genial (encontrar otra forma de que la necesidad este cubierta. SE CREATIVO AL EXPONERLA, o trata de encontrar juntos otra forma de cubrirla) . A las 13:30 salimos de casa, si tú decides no vestirte irás en pijama a la comida familiar (La consecuencia natural de que no haga lo que le pedimos) . ¿Es así como quieres pasar la tarde con los primos? (y que elija por sí mismo. Y si elige pijama, pueden pasar 2 cosas, que se vaya así, y también sin juicio por tu parte (vas a hacer el ridículo!!-sus primos se encargaran de manera natural de hacerlo…) . O también puedes llevar una muda que sacas por casualidad en el coche y que se cambie antes de bajar.
Alfonso: Vale mamá , puedo ponerme…..?
Mamá: estoy segura que vamos a encontrar una forma de vestirte que vayas a gusto contigo y con lo que vamos a celebrar
Alfonso: Gracias mamá
Y quizás me dirás gracias Belén el ejemplo me viene genial pero, ¿qué tiene que ver este con el miedo que estamos hablando?
Para educar antes hay que conectar. Desde la obligación, la exigencia, el control, el tienes que…..no conectamos con nuestros hijos. Esta es solo nuestra estrategia que viene de nuestra supervivencia, creyendo que si las cosas salen como esperamos, estaremos tranquilas y en paz.
Ponerte al nivel de tu hijo y tratar de comprenderlo, escucharlo, ponerte en su piel, son los pasos que te garantizan una conexión y un vínculo desde otro lugar como madre.
Mi experiencia es que para conectar con tus hijos, antes es necesario conectar contigo, con todo lo que te habita y esto lleva también conectar con tu miedo.
Si quieres acompañar a tus hijos en su viaje de maduración, te invito a una primera sesión gratuita de coaching. Trabajar de forma individual es transformador, se abren nuevas posibilidades.