Llega la cita tan esperada para niños y para los no tan niños, la Navidad. Desde que El Corte ingles instala su iluminación y se inauguran las luces de Calle Larios ( y este año por Antonio Banderas!!!!), en Málaga ya huele a Navidad. En estos días escucho reflexiones como estas: “los niños ya no viven el espíritu de la Navidad”, “la navidad está comercializada”. Y me pregunto, ¿y si el concepto de Navidad y si la experiencia navideña fuera eso una experiencia? ¿Y si este concepto fuese construido año a año por nuestra experiencia de vida? Os animo a preguntar a vuestros hijos y alumnos, pequeños o adolescentes, ¿Qué es la navidad? Y escuchéis sin dar opinión, sin juzgar, tratando de querer comprender porque dicen lo que dicen. Y que las siguientes preguntas que os salgan, emerjan de vuestro interés por entenderles.
Hice la prueba con mis hijos 8 y 5 años, que una vez más me sorprendieron. Permitirme que os la comparta de forma general.
El mayor dijo que la Navidad era la fiesta del nacimiento del Niño Jesús ¿Qué significa que el niño Jesús nace?, pues mamá que llega la alegría, la sorpresa y la ilusión como cuando nace un niño en una casa. ¿Y qué es lo que en Navidad te hace ilusión a ti Alfonso?, estar con los primas en Sevilla, cenar todos juntos, pasar unos días en nuestra casa con los primos de Valladolid. ¿Y que más es la Navidad para ti?, mamá el regalito que nos trae Papá Noel, y los regalos de los Reyes. Y dime Alfonsete, cuando llegas al salón de los abuelos y ves todos los regalos, ¿qué sientes? Mucha alegría, nervios, no sé por dónde empezar a abrir.
Sin embargo el pequeño, rápidamente dijo: La Navidad es que los reyes me traigan todo lo que he pedido. ¿Y qué más Álvaro? Estar muchos días sin cole y estar contigo. Y Álvaro cuando ves todos los regalos en el salón, ¿qué sientes por dentro?, que he sido bueno y por eso me traen regalos. Hijo mío, no eres ni bueno ni malo, eres un niño con muchas ganas de pasarlo bien y a veces las ideas que tienes no impactan en los demás como esperas. Los Reyes Magos traen regalos a los niños porque los Reyes son generosos y alimentan la ilusión de niños y mayores. En el día a día, esa ilusión que ya está dentro de nosotros, nos ayuda a conseguir las cosas que nos cuestan tanto; como levantarme por la mañana para ir al colegio no mamá?, eso Alvarete.
Estoy segura que las conversaciones con vuestros hijos serán diversas y llamativas. Me encantará que las compartáis conmigo.
Permitirme mi reflexión.
Que nuestros hijos hagan una lista interminable de regalos, no es que la Navidad esté comercializada. Para mí, es simplemente el proceso vital. ¿Qué quiero decir con esto?
Cuando somos niños, somos puro EGO. Sólo buscamos estar bien a través de cosas externas. Estoy segura que habéis vivido en vuestra piel, que vuestros hijos pidan una cosa, y al minuto siguiente otra, y otra…y es que el deseo se puede educar (en mi casa nuestros hijos piden 4 regalos a los Reyes), y es propio de la edad infantil y adolescente. Tienen la sensación de que les falta algo continuamente y que eso que les falta, ese malestar, ese vacío, esa incomodidad se lo dará tal chuche o tal juguete. Y por nuestra experiencia sabemos que se satisfacen de manera momentánea y vuelven a pedir.
Y somos nosotros como adultos, fruto de nuestra madurez y pasar por la vida, los que sabemos que eso de estar a gusto con nosotros mismos, el sentirnos llenos, no pasa por comprar, por tener, y por nada que venga de fuera. Y si aún como adulto crees que es la compra de una nueva casa, cambiar el salón, la compra de un nuevo coche, que te regalen el viajazo, o que los reyes te traigan esas botas estupendas es lo que por fin te aportará bienestar, permíteme decirte que aun estás en niña en la vida. Entiendo que te guste, que te hace ilusión, pero si no llega, no es la hecatombe, ni significa que no te quieran, ni tiene sentido como adulta que sientas una enorme tristeza. Todo eso tiene sentido en los niños.
Una de nuestras responsabilidades como adultos, es acompañar a nuestros hijos a acoger su sentir. Que sepan entrar en contacto con ese vacío llamado miedo, frustración, rabia, y que sepan que esa emoción es suya, forma parte de ellos y que necesita ser vista y abrazada. Nuestros hijos necesitan sentirse sentidos, no juzgados y una vez que la emoción ha bajado de intensidad, después darles argumentos potentes (yo cuando era niña todo el rato lo quería todo también. Es mas ahora me dan ganas de comprarme un montón de ropa chula. Y me paro y me doy cuenta que no la necesito. Que soy feliz aunque no me compre todo eso que mi cabeza desea. Y mi vida, ya sé que duele mucho).
A un lado hay que dejar las frases: “Con todo lo que tienes y no haces más que pedir” – es unos niños y seguirá pidiendo. Y sin nuestros argumentos que apoyen la decisión, puede interpretar (no soy todo lo bueno que tengo que ser para que me compren). Y comienzan los comportamientos de baja autoestima.
Y queridos padres y madres, y aquellos que me leéis, en el transitar por mi vida, en mi experiencia vital, a día de hoy, la Navidad para mi va teniendo tintes distintos cada año. Atrás quedaron aquellos años donde sufría porque los reyes no me traían aquello que yo pedía (ahora entiendo tantas cosas).
Este año más que nunca la Navidad para mi tiene que ver con estar a gusto conmigo, no por lo que tengo y si agradecida por la persona que soy, por quienes amo. Agradecer mi salud y la de los míos. Y claro que las sorpresas me gustan y los regalos me encantan, pero si no llegan, no sufro, ni me enfado como una niña. Esto se lo dejo a los niños, que necesitan comprender que la vida no va de tener todo aquello que quieren, porque si no se convertirán en unos adultos-niños insatisfechos, enganchados a las compras, a tener, y esto no acaba nunca.
Feliz Navidad