Nietzsche nos contaba hace siglos, que “La responsabilidad es esencial en el ser humano, ya que no es por cuestiones divinas lo que nos sucede, es por nuestras decisiones”.
La responsabilidad es una de las competencias que una vez asumidas nos aporta confianza, fuerza y poder sobre nosotros mismos, ya que nos comprometemos con nuestros resultados.
Enseñar a los alumnos/as a hacerse responsables de sus comportamientos les ayudará a mejorar su autoestima, desarrollar sus habilidades creativas y potenciar su confianza en sí mismos.
Desde el Coaching educativo, hablamos que La responsabilidad es tomar conciencia de cómo influye lo que hago/digo/pienso sobre las circunstancias, sobre los resultados, sobre las cosas, asumiendo en consecuencia con lo que ha ocurrido.
Y preguntar, es entre otras, una de las herramientas de las que dispone el Coaching educativo para hacernos responsables. Hacer preguntas facilita a la otra persona pensar por sí mismo, tomar sus propias decisiones, y hacerse cargo de ellas. Preguntar le da la oportunidad al oyente a parar, recapacitar, reflexionar y elegir su respuesta desde lo más “recóndito” de su alma. Es el proceso de responder a las preguntas, lo que nos conecta con nosotros mismos, y nos permite diferenciarnos, crear nuestra identidad, crecer, evolucionar. Nuestras respuestas van cambiando como también lo hacemos cada uno de nosotros.
Para los docentes: DINÁMICAS, EJERCICIOS PARA RESPONDER A CADA UNO DE ELLAS
- ¿Cómo ha sido el proceso de aprendizaje utilizado en el aula? – haz una reflexión de las herramientas e instrumentos usados: pizarra, tu propio argumento, imágenes, vídeos, trabajos en grupo, reflexiones en clase, cartulinas etc…
- ¿Cómo puedo medir la efectividad más allá de tener la nota de examen?, Por ejemplo, conocer las conclusiones de aprendizaje de cada alumno nos aporta si tienen claridad de conceptos ; cómo se han sentido durante las explicaciones y reflexiones nos da información de las emociones que se “viven” en al aula; cómo han trabajado en grupo nos permite conocer como es un inteligencia interpersonal ; y toda esta información nos da un feedback de qué ha integrado cada alumno/a y como cada uno/a tiene un proceso diferente para realizar aprendizajes.
- ¿Qué otras formas existen para trasladar estos conocimientos en el aula? Trabajar en grupos, realizar preguntas para saber qué punto de partida tienen, que se preparen ellos la materia y la expliquen con sus apoyos (imágenes, dibujos hechos por ellos…).
- ¿Cómo puedes hacer partícipe a toda la clase ante nuevos conceptos?, Invitarles a que conozcan el para qué de la materia, que ellos mismos descubran para qué es útil; que investiguen y profundicen en esos conceptos y traigan sus aproximaciones.
- ¿Cómo es mi actitud ante las dificultades?, Al comenzar la clase para y respira y date cuenta de cómo estas, ¿qué sientes? Date el permiso de escanear tu actitud, tu mirada ante el día, la que tienes contigo es la que vas a compartir con tu clase.
- ¿Qué hay en mi mano que pueda hacer de otra manera? Hacer una revisión amorosa de tu día , de tu relación con tus alumnos/as, de tus distintas formas de enseñar, de conocer lo mejor de ti, te permite conocer lo mejor de cada alumno/a. Y puede que aun así, las cosas no salgan como quieres, permítete una mirada generosa contigo, con tu proceso, con tus formas, y encuentra otras vías, dejando a un lado lo que ya sabes que no te vale “en el aula”.
Y compartir con los alumnos/as estas preguntas:
- ¿Qué es lo que has hecho exactamente para aprender esta materia?, ¿Qué es con lo que más disfrutas?, ¿Puedes utilizarlo para profundizar sobre este tema?, ¿Qué crees que te ha valido durante este proceso? Y ¿Qué no te ha servido? , ¿Qué te puede ayudar a conseguir el resultado que esperas?, ¿Qué te da fuerza en momentos de desánimo?
Solo de lo que tomamos conciencia podemos aprender y trascender. Vamos a unirnos todos los aprendices de la vida y humanizar paso a paso el mundo en el que vivimos.