Los pies nos mantienen cada día. Nos llevan y nos traen de un sitio a otro, nos sostienen, nos acompañan. Y no somos consciente de ellos.

La planta del pie es el segundo corazón. El pie tiene la función de adaptarse al terreno. Es por eso que la flexibilidad/maleabilidad de esta parte del cuerpo va a “crear” la flexibilidad del resto del cuerpo, sobretodo y principalmente de la Columna Vertebral. Es importante que seamos conscientes que nuestras articulaciones respiran y que en cada postura notemos como cada articulación da recibe y produce fluidez. (que gesto tan precioso, y tan sencillo cuando hacemos una postura de yoga, cuando vamos sentados en el bus, cuando caminamos…). 

En el tobillo hay unos huesos, la barra metatarsiana o barra maleolar que se apoyan en el astrágalo (huesos convexos que generan adaptación para que el peso se distribuya bien). Al astrágalo llega el peso de la tibia y el peroné y lo transmite al talón, donde se encuentran el escafoides (interno) y el cuboides (externo). Hasta aquí es la primera bóveda plantar, el talón , donde se encuentra el astrágalo, que debe estar suelto para adaptarse al calcáneo. Podemos decir que el Astrágalo es al pie, lo que el sacro es la Columna vertebral. 

La segunda bóveda plantar es la externa, que la constituyen el hueso calcáneo y el cuboides. De ahí salen los 2 metatarsianos externos y los dos dedos. Esta bóveda externa transmite estabilidad y si existe tensión origina rigidez. 

La tercera bóveda plantar es la interna, que la constituyen el  hueso escafoides, de él parten los tres cuneiformes y los metatarsianos  internos y los  3 dedos. Este eje, es el que da fuerza al pie, y si existe tensión creará debilidad. 

Vamos a crear nuevos hábitos. Masajea cada noche antes de acostarte tus pies. Agradécele a cada sitio que has llegado, la satisfacción de andar, de correr, de esperar. Tus manos, las que salen del corazón le prestan atención y cariño.  Si quieres hacer un trabajo de mayor consciencia:

 

  1. Masajeando la planta de los pies con una pelota pequeña dura (de las que botan mucho). Pasamos la pelota por el talón, el arco, la almohadilla del dedo gordo (bóveda interna) . A continuación por debajo de los dedos hasta llegar al meñique y bajando por la bóveda externa hasta el talón. A continuación pasamos la pelota del talón hacia los dedos, distintas veces por distintos caminos. Para finalizar pasamos la pelota del lado derecho al izquierdo de la planta del pie, en horizontal desde los dedos al talón.
  1. De pie, con la planta de los pies bien apoyadas, el peso distribuido en los distintos ejes horizontales, inspiramos levantando los brazos y al mismo tiempo nos ponemos de puntillas, y espirando bajamos. Repetimos 3 veces.
  1. La última vez que bajamos nos quedamos en postura de L, con la espalda en horizontal al suelo, piernas flexionadas, inspiramos y espiramos en la postura, y con la siguiente espiración, bajamos a (Paschimotasana). Mantenemos las postura 3 respiraciones y pasamos a la postura de V invertida. Mantenemos 2 respiraciones y volvemos a Paschimotanasana
  1. De ahí, pasamos a la postura de la silla con los brazos arriba, mantenemos 3 respiraciones y pasamos de nuevo a Paschimotanasana, ahora como postura de transición  y en una respiración subimos la espalda a la vertical vértebra a vértebra, hasta estar en la postura de relajación de pie (y escuchamos lo que nos dice el cuerpo).
  1. Hacemos la Postura del Árbol, con ambas piernas.

Tumbados , con la espalda sobre el suelo, llevamos las rodillas al pecho, las abrazamos, nos balanceamos con micro movimientos, hacia delante y hacia atrás, y hacia derecha e izquierda.

Finalmente, nos quedamos con la espalda en relajación, pierna entreabiertas, manos boca arriba, e inspirando desde la cabeza a la tripa y espirando de la tripa a la cabeza.

Que dice tu cuerpo?

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