La Vida merece la pena ser vivida

 

Aunque un día “ya no estés”, disfrutas, te enorgulleces y sientes el éxito de quienes un día fueron los tuyos.

Una vez más la humildad, la pasión, la motivación, la amistad y el compromiso nos unieron a por lo menos 8.000 personas en el Estadio Ciudad de Málaga.

El Club Rugby Málaga, lleva meses trabajando para que este partidazo internacional aterrice en Málaga. Han realizado más que “maniobras y estrategias” para que este España – Uruguay se juegue aquí en este rincón del Sur de España. La llegada de jugadores a la ciudad nos enrique a todos (hoteles, catering, personal de seguridad…etc), y es que, afortunadamente,  no solo de Futbol se habló en Malaga el pasado sábado.

El partido fue emocionantísimo. Las “olas” no paraban de mecer al público y los gritos de vitorear ¡¡¡¡¡España!!!!!, no cesaban. Sólo un estúpido desencuentro entre dos jugadores se saldó como no podía ser de otra manera en el Tercer Tiempo, donde entre cervezas y buena gente disfrutamos de Nuestra Selección. Como niños nos fotografiamos con los jugadores y pedíamos autógrafos. Mientras, el Club Rugby Málaga, rendía homenaje a mi padre, El Mas Grande para mi, y el mas pequeño a la vez, (cuerpo de rugbista nunca tuvo).

Como no podía ser de otra manera, el “cielo” nos acompañó. Estoy segura que con una cerveza en la mano, disfrutó con pasión, euforia y entusiasmo, del partido. Desde que era pequeña, acompañarlo a ver una competición deportiva, significaba querer ser cualquier jugador, tras las palabras de ánimo de mi padre. La ilusión, el coraje, la valentía, estaban detrás de él. Ponía lo mejor de sí mismo, en la “cancha” y en la vida.

Muchísimas gracias al Club Rugby Málaga: al equipo, a los voluntarios, a quienes ya no están y un día fueron la llama que guiaba el club. Gracias a todos los patrocinadores, sabemos que sin ellos nada de lo vivido era posible.

Gracias al partido por traerme un día más la presencia de mi padre, a escondidas. Por afianzar mi creencia, de que la vida merece la pena ser vivida . Que una vez más, siembra y recogerás (como decía mi padre).

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